30 DE MARZO – 2 DE ABRIL
MALVINAS SI, DICTADURA NO
El 30 de marzo y el 2 de abril se cumplen 36 años de dos acontecimientos centrales de nuestra historia reciente: LA MOVILIZACIÓN NACIONAL DE LA CGT CONTRA LA DICTADURA MILITAR y EL INICIO DE LA GUERRA DE MALVINAS.
Estos dos acontecimientos –a menudo presentados como disociados entre sí- ofrecen un importantísimo testimonio en común: el compromiso del movimiento sindical en las luchas por la recuperación de la Democracia, la Soberanía Popular y la Soberanía Territorial. Nos reiteramos pues, en los mismos conceptos que sostenemos desde siempre.
El 30 de marzo de 982 la Confederación General del Trabajo, encabezada por Saúl Ubaldini, convocó a todo el pueblo argentino a salir a la calle para decir BASTA a la dictadura militar. Ese hecho histórico, lejos de constituir un hecho aislado, fue continuidad de la lucha que los trabajadores comenzamos desde el primer minuto de la puesta en marcha del mayor proyecto represivo, antinacional y antipopular que sufrimos, la Dictadura cívico militar durante el período 1976/1983.
Sus antecedentes fueron desde anónimos episodios de resistencia sindical a las grandes huelgas en distintas actividades y el paro general del 27 de abril de 1979, que se trataron de tapar con un silencio mediático cómplice de la Dictadura: en ese contexto fueron miles los dirigentes, delegados y militantes populares desaparecidos, encarcelados, perseguidos o despedidos, para impedir respuestas organizadas de los trabajadores a una represión sin precedentes con la que se sostenía una política económica a favor de los sectores económicos más poderosos y la especulación financiera.
Ese 30 de marzo de 1982 fue asesinado en Mendoza el compañero trabajador BENEDICTO ORTIZ. Ese crimen, como otros miles, que afectaron a los trabajadores y al movimiento sindical, resume, mejor que mil palabras, el nivel de resistencia sindical a la dictadura.
Horas después, debido a una decisión irresponsable con la que se pretendía cambiar el curso de los acontecimientos en nuestro país desfavorable a la Dictadura, tuvo lugar el desembarco en nuestras Islas Malvinas. Los trabajadores, entonces, tuvimos que enfrentarnos con la terrible contradicción que latía en ese acto: el carácter ilegitimo del proceso dictatorial y la legitima causa de la soberanía territorial que estaba en juego.
Muchas veces la historia obliga a sus pueblos a afrontar difíciles decisiones. Los trabajadores no nos equivocamos: sin dudarlo, levantamos las banderas de la lucha anticolonial sin arriar, por ello, las de la lucha contra la dictadura. Es decir Malvinas sí, Dictadura no. Nuestro Pueblo puso, en aquella encrucijada, lo mejor que tenía: la sangre de sus hijos.
Por ello reducir la categoría de victimas a soldados de 18 años, hijos del pueblo, que enfrentaron con las armar en la manos la fuerza de choque del colonialismo británico, o a los detenidos desaparecidos o asesinados durante la resistencia a la Dictadura Militar, es una inaceptable afrenta a nuestros héroes.
Ni la dictadura ni los ingleses. Nuestros héroes tenían la razón. No los olvidamos y les tributamos nuestro homenaje.
La reivindicación de la Soberanía Territorial no debe reducirse a la justicia del reclamo. Se conquista con la movilización organizada de los pueblos. La Democracia, la Paz, la Unidad Nacional, la Integración Regional son las armas delos argentinos para recupera nuestras Islas Malvinas.
Debido a una presentación efectuada en 2009, a principios de 2016, las Naciones Unidas reconocieron un nuevo límite exterior de la Plataforma Continental Argentina. Con esa decisión que incorporó en reconocimiento como territorio nacional de 1.700.000 km2 se reafirma que las Malvinas son argentinas, y que según la Convención de la ONU sobre Derecho del Mar, nuestro país tiene derecho soberano sobre el fondo del mar, la explotación hidrocarburífera y la fauna de dicha plataforma.
Esos derechos deben ser sostenidos con la firmeza necesaria en cualquier relación bilateral o multilateral que mantenga el Estado Nacional respecto a Malvinas. Lo advertimos pues hay serias evidencias de que no es así y que se está permitiendo avanzar ilegítima e ilegalmente en la explotación de recursos que pertenecen al Pueblo Argentino.
Que no queden dudas: el Gobierno británico debe reconocer nuestros derechos y cesas en su demencial decisión de sostener la militarización de un archipiélago que es y será argentino.
Carlos Irrera, Analía Lungo, Carlos Cisneros, Patricia Rinaldi, Pablo Regnier, Victoria Capoccetti, Walter Rey, Mariel Iglesias, Isabel Fernández, Gustavo Díaz, Enrique Ramírez, Cristian Stratico, Natalia Roino, José Giorgetti, Juan Pallo, Matías Layús, Gabriel Dipierri, Carlos Ferrari, Rosa Sorsaburu, Claudia Ormachea, Francisco Muratore, Claudio Bustelo