A nadie escapa que el Fondo Monetario Internacional supervisa las decisiones económicas de este Gobierno. Es más, por su imposición, el Poder Ejecutivo remitió al Congreso una reforma de la Carta Orgánica del Banco Central que:
El texto, con pésima técnica legislativa, “des-ordena” la reglamentación de la Constitución Nacional. Potencia las facultades del triunvirato de Política Monetaria, que crea, para mediante simples resoluciones, imponer decisiones aún contrarias al interés nacional y de los terceros –ahorristas, usuarios– cuyo patrimonio administran, por concesión del Estado, las entidades del sistema.
De esta manera se agrava un problema que siempre advertimos: sin una ley marco que ordene adecuadamente los servicios financieros como el servicio público que deben ser, el BCRA queda limitado en su capacidad de actuar como ente rector y de contralor del Sistema Financiero.
No es casual que la Ley marco siga siendo la 21526 de Entidades Financieras, la de Martínez de Hoz y de la Dictadura, extremadamente permisiva, con demasiados “agujeros negros”, agigantados por las actuales innovaciones tecnológicas, que sirvió y sirve a quienes lucran con el endeudamiento del Estado y el abuso usurario.
Hoy el BCRA está actuando al compás de los fondos de inversión, de los bancos, sobre todo transnacionales que tienen la capacidad de prestarle al gobierno para sostener este esquema económico sin sustento real. La función del FMI es garantizar que no pierdan. A ese objetivo responde el proyecto que se envió al Congreso, con él la dependencia se agravará.
Por eso rechazamos el Proyecto de Carta Orgánica del Poder Ejecutivo. Y reiteramos, junto a nuestro reclamo de cambio de la política económica, la urgencia de una reforma financiera real, coherente con el interés nacional. En ese sentido reiteramos nuestro pedido de siempre, que el Congreso considere:
Por cierto, está a la vista que de la crítica situación que vivimos no nos salvará la política monetarista vigente, con sus altas tasas de interés y el objetivo, mentiroso, de promover la estabilidad de precios que fija el Proyecto de Macri para el Banco Central. Con ella lo único que han logrado en el pasado y logran en el presente es una fenomenal carrera inflacionaria, estrangular a la producción, agrandar el déficit fiscal, debilitar al peso como medio de pago y anularlo como reserva de valor. Todo lo contrario de lo que necesitamos.
También que, a pesar de la ingente renta que se le transfiere, en el sector financiero no se pueden ocultar las consecuencias. Ya son muchos los estafados: titulares de créditos UVA, jubilados y otros usuarios de tarjetas de crédito con saldos e intereses impagables, morosos victimas del creciente deterioro de las cadenas de pago. Y serán muchos más.
Estas innovaciones, a que refiere el último punto, conllevan la aparición de nuevos riesgos para la seguridad tanto del sistema como del usuario, la utilización desaprensiva de sus datos personalísimos, el crecimiento de la denominada “banca en las sombras” y del denominado “ciberdelito”, la carencia de la garantía del asesoramiento profesional y humano fehaciente, competencia profesional de los trabajadores bancarios, a que tiene derecho cada consumidor o ahorrista antes de definirse por un instrumento o inversión financiera.
El proceso involucra, y las actuales autoridades del BCRA lo pasan por alto con negligencia, no sólo a los derechos del consumidor, a la seguridad de una actividad que gestiona el patrimonio de terceros, sino que supone una nueva organización y condiciones de trabajo, afecta los derechos de los trabajadores y la competencia entre las empresas de la actividad.
Todo ello también merece la revisión que le hemos reclamado, sin ser escuchados salvo por muy pocos y excepcionales legisladores, a ambas cámaras del Congreso de la Nación.
LA POLÍTICA ECONÓMICA DEBE CAMBIAR. EL SECTOR FINANCIERO TAMBIÉN.
Carlos Irrera, Analía Lungo, Carlos Cisneros, Patricia Rinaldi, Pablo Regnier, Victoria Capoccetti, Walter Rey, Mariel Iglesias, Isabel Fernández, Gustavo Díaz, Enrique Ramírez, Cristian Stratico, Natalia Roino, José Giorgetti, Juan Pallo, Matías Layús, Gabriel Dipierri, Carlos Ferrari, Rosa Sorsaburu, Claudia Ormachea, Francisco Muratore, Claudio Bustelo